martes, 14 de junio de 2011

la jardinera

Los seres humanos y sus creencias. La fe -la que mueve montañas- o el apateísmo del que, casi por flojera mental, no cree.
Las creencias, al fin y al cabo. En eso se nos va casi toda la vida... como la de este ser humano, que todos los años, de una manera sacra, cree que su equipo de fútbol de toda la vida, saldrá campeón...
La de la foto -Alejandra- es de aquellas valorables personas que creen que un mundo mejor, puede ser posible. Desde alimentarnos bien en adelante... Por ello, es que conserva -con envidiable paciencia y dedicación de monje franciscano- un huerto orgánico en su jardín. Tanto es el amor por ella profesado, que es capaz de regarlo cuando las condiciones climáticas propias del invierno sudamericano son, como ahora, adversas.
Por ello es que, con la porfía propia de los de su tierra, es capaz de levantar la manguera y apuntarla directamente a su huerto de espinacas, contra viento y marea, contra frío o calor, contra transgénicos y empresas que devoran nuestros recursos...
Así es Alejandra. Así de adorable...

2 comentarios:

Oscar Silva Álvarez 15 de junio de 2011, 13:50  

Me sentí identificado con una parte de tu reflexión. Adivina cuál.
Un abrazo.

Esteban Gómez 16 de junio de 2011, 20:18  

Puedo imaginar que parte, Oscar...
:-)

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